El culto al cuerpo representa una de las máximas expresiones del materialismo de nuestros días. Estamos en la era de la imagen. Y ésta es apariencia, externidad, fachada, porte, el modo como alguien aparece ante los demás. Los clásicos ya lo decían: debe haber una buena relación entre lo exterior y lo interior del ser humano.Hay muchas cosas que se hospedan en esta veneración al cuerpo: el mito de la eterna juventud; pudor ha ido desapareciendo; la idolatría del sexo a todas horas; el juego de las apariencias, en un contexto en el que los medios de comunicación exaltan el aspecto exterior de forma machacona; la exaltación de la mujer escuálida;
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